(En algún sitio leí que los refranes contienen fragmentos de verdad)
Una cosa es predicar… y otra dar trigo.
“Tomares, de primera”, Andalucía, de primera”, España, de primera”. Todo todito todo va a ser de primera. Esto es a lo que se llama predicar. Ahora viene el dar trigo. Es pronto, es verdad. Es bueno dar un margen de tiempo suficiente. No podemos esperar ya en la cola del teleférico como si eso se pudiera hacer de la noche a la mañana. Habrá que esperar cuatro años… u ocho. Pero si al final no se puede hacer la culpa la tendrá la Junta de Andalucía o Zapatero. De eso no le cabrá duda a nadie. Vamos, digo yo.
Tiempo al tiempo.
El PP ha ganado en Tomares por 102 votos de diferencia sobre el PSOE (10 concejales conservadores contra 9 progresistas) Han ganado y así es la democracia. Como en el fútbol: los goles en la red. Pero cuidado con sacar mucho pecho y perder la humildad que es cosa consustancial en la derecha.
¡Mucha atención al pacto! Sin el apoyo del PA la cosa se pondría fea. Así que a tener contento al Sr. Mercado y a darle lo que pida, que si no… Cuando pasen unos meses, porque en esto de esperar y no perder la memoria está muchas veces la clave, iremos siguiendo y desmenuzando sus promesas electorales, pero sobre todo su “Tomares de primera” no vaya a ser que en vez de primera división (como todos interpretamos) terminemos siendo de primera regional. Mas adelante iréis dándoos cuenta porque digo esto.
Adolfo González
Bienvenido a TOMARES Espacio Público
La ciudad es hoy el espacio de todos los encuentros y, por lo tanto, de todas las posibilidades, es el terreno de todas las contradicciones y de todos los peligros dice la Carta Europea de Salvaguarda de los Derechos Humanos en la Ciudad (Saint Denis 2001) . Es en la ciudad donde se abren las condiciones para una democracia de proximidad, es en la ciudad donde se presenta la ocasión para que todos los ciudadanos y ciudadanas participen en la definición y animación de un espacio público de calidad.
Una ciudad o un pueblo no es solamente un conjunto de casas y de calles amontonadas o dispuestas en serie sobre un espacio cualquiera, una ciudad se define en torno a un espacio público, cuyo acceso esté abierto a todos, pero ese espacio público no es tanto un lugar físico como un medio de comunicación en el que podemos encontrarnos con los otros a través de la palabra. El filósofo alemán Habermas define el espacio público como ese espacio simbólico en el que se hace y habita la opinión pública.
Con estas páginas –querido lector- que ponemos en tus manos, con este hermoso nombre de ESPACIO PÚBLICO queremos ayudar a crear ese medio de encuentro, de participación y de comunicación a través del cual podamos ir haciendo una opinión pública en Tomares, una opinión pública informada y crítica, sociable y participativa.
ESPACIO PÚBLICO cumplirá su objetivo si conseguimos que vosotros y vosotras os animéis a participar enviándonos vuestras opiniones, fotografías, críticas y colaboraciones.
Tomares no puede ser solamente una ciudad dormitorio sino que debe aspirar a tener su propia vida ciudadana, para lo cual necesita de ESPACIO PÚBLICO.
Una ciudad o un pueblo no es solamente un conjunto de casas y de calles amontonadas o dispuestas en serie sobre un espacio cualquiera, una ciudad se define en torno a un espacio público, cuyo acceso esté abierto a todos, pero ese espacio público no es tanto un lugar físico como un medio de comunicación en el que podemos encontrarnos con los otros a través de la palabra. El filósofo alemán Habermas define el espacio público como ese espacio simbólico en el que se hace y habita la opinión pública.
Con estas páginas –querido lector- que ponemos en tus manos, con este hermoso nombre de ESPACIO PÚBLICO queremos ayudar a crear ese medio de encuentro, de participación y de comunicación a través del cual podamos ir haciendo una opinión pública en Tomares, una opinión pública informada y crítica, sociable y participativa.
ESPACIO PÚBLICO cumplirá su objetivo si conseguimos que vosotros y vosotras os animéis a participar enviándonos vuestras opiniones, fotografías, críticas y colaboraciones.
Tomares no puede ser solamente una ciudad dormitorio sino que debe aspirar a tener su propia vida ciudadana, para lo cual necesita de ESPACIO PÚBLICO.
viernes, 30 de noviembre de 2007
jueves, 29 de noviembre de 2007
Educación para la ciudadanía
Javier Otaola.- Un debate clásico: Educar para la ciudadanía.lunes 25 de junio de 2007 (EL CORREO)
Creo que las críticas que se hacen a la asignatura de Educación para la Ciudadanía por parte de la jerarquía católico-romana en España parten de un error conceptual previo, según el cual no hay más que una sola y exclusiva fuente de valores morales y, por lo tanto, el Estado democrático tiene vetada toda posibilidad de aportar referencias de valor, aunque éstas vengan referidas a valores cívicos y de convivencia. Pienso, por el contrario, que el Estado, a través de la escuela, educa -hasta ahora los valores de ciudadanía y derechos humanos no estaban ausentes, aunque eran de educación transversal-. Pero no sólo los poderes públicos, también la sociedad educa: de una manera difusa a través de sus vigencias sociales, de sus gustos estéticos, de las letras de la música pop o de la copla, de los modelos sociales de éxito, a través del deporte y de la política. Las iglesias y tradiciones religiosas educan a través del culto y de la catequesis. Las familias naturalmente educan, nuestros amigos y amigas nos educan, la literatura y el cine nos educan. Pero ninguna de esas 'educaciones' es definitiva ni última, ni inapelable ya que a fin de cuentas somos nosotros, cada uno de nosotros, los que validamos en nuestro fuero interno las propuestas educativas que nos llegan.
La educación no nos priva de la capacidad de crítica y de decisión. A la postre toda educación es autoeducación. No somos -gracias a Dios- material inerte en manos de nuestros educadores.Los desencuentros Iglesia-Estado en relación con la enseñanza y en particular con las fuentes de formación y reflexión moral no son de hoy, sino que vienen de lejos. Parece que el catolicismo jerárquico no admite otra fuente de referencias morales que no sea la propia Roma vaticana, a partir de sus propias definiciones dogmáticas y en el ejercicio de su competencia 'magistral'. Ya la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789 levantó toda clase de anatemas. Los conflictos entre la tradición liberal-democrática y los obispos católicos, en Europa y en España, han sido frecuentes y se han planteado controversias variadas en estas cuestiones que ahora nos parecen superadas: sobre el divorcio civil, la separación Estado-Iglesia, la escuela pública, el fundamento del poder civil, la cremación de cadáveres, los cementerios civiles o el registro civil. Siempre ha habido una tensión ideológica entre lo eclesiástico y lo civil y, como no podía ser de otra manera, la hay también respecto a la idea misma de una ética civil. En este historial de disputas y desencuentros son de antología -entre nosotros-, por ejemplo, el libelo del presbítero Manterola 'Don Carlos o el petróleo', o 'El liberalismo es pecado', del clérigo Felix Sardà i Salvany, o las prédicas contra las anatemizadas 'libertades de perdición': libertad de culto, libertad de expresión, libertad de enseñanza, libertad de prensa.
En Estados Unidos y en Inglaterra han sido notorios los debates en torno a la enseñanza en la escuela de las teorías evolucionistas de Darwin en supuesta oposición al creacionismo de la Biblia.No fue hasta el Concilio Vaticano II y la encíclica 'Pacem in terris' del Papa Roncalli (1963) cuando de alguna manera el catolicismo aceptó hablar de derechos humanos (concepto que le era ajeno, la Iglesia prefería hablar de derechos naturales), haciendo un elenco particular de los mismos. A través de esta encíclica, de una manera tácita se vino a desautorizar las posiciones integristas y el Papado se avino a reconocer el valor de la Declaración Universal de los Derechos Humanos como referencia ética universal, a pesar de estar auspiciada y proclamada por la Organización de Naciones Unidas; lo que viene a admitir que, en la construcción de los valores ético-jurídicos, las tradiciones políticas y las instancias internacionales -a modo de un concilio laico-, independientemente de las instancias eclesiásticas, pueden aportar y han aportado un acervo de referencias tanto jurídicas como éticas que la propia Iglesia reconoce.La Educación para la Ciudadanía no es sólo, a mi juicio, un derecho, sino un deber de la democracia; no se trata, en última instancia, sino de hacer explícitos y de reflexionar dialogadamente con los alumnos respecto de los valores morales que conllevan las definiciones de derechos que proclama la Constitución española: dar a conocer y educar en los principios morales -'mores civitatis'- que informan nuestro ordenamiento jurídico.
Tal y como dice la Constitución en su artículo 10.1, se trata de enseñar Constitución: «Las normas relativas a los derechos fundamentales y a las libertades que la Constitución reconoce se interpretarán de conformidad con la Declaración Universal de Derechos Humanos y los tratados y acuerdos internacionales sobre las mismas materias ratificados por España». Nos encontramos, pues, con una fuente de normatividad jurídica que es también en gran medida normatividad moral -¿O es que los derechos humanos no son una referencia ética de primera magnitud? ¿No son un logro ético histórico que marca una referencia obligada para todos los Estados y para todos los seres humanos?-. De acuerdo con este criterio, las declaraciones de derechos se incorporan a nuestro estatus de ciudadanía y es deber de los poderes públicos trasladar esa enseñanza a la escuela. Item más: de acuerdo con ese artículo 10 de nuestra Constitución -y con el artículo 96-, también la jurisprudencia dictada por el Tribunal Europeo de Estrasburgo, que aplica el convenio europeo para la protección de los derechos humanos y las libertades fundamentales, se incorpora a nuestro derecho español y es, por lo tanto, fuente de juridicidad y define una ética civil de referencia.
Cualquiera que se tome la molestia de estudiar los contenidos de la asignatura de Educación para la Ciudadanía, en sus programas y objetivos, se dará cuenta de que no es desde luego una ética dogmática ni cerrada. No es tampoco una ética completa del ser humano, sino una deontología de la ciudadanía. No es una ética total ni en su contenido -no es exhaustiva de las cuestiones éticas y morales- ni tampoco en su extensión, ya que no invade las cuestiones de sentido, ni del fuero interno ni entra en las cuestiones felicitarias, o en la pregunta de la 'vida buena', ni en los problemas de lo sagrado o de la trascendencia, por lo que no invade ni inhabilita el discurso religioso, aunque reclama el ámbito de su propia competencia y hace explícitos unos valores éticos convivenciales que no pueden ser desconocidos por la ciudadanía, cualquiera que sean sus posiciones religiosas o filosóficas. Valores que -así son las cosas- no han sido definidos por instancias eclesiásticas ni religiosas, sino por consensos políticos internacionales. Y no son tampoco valores nuevos, improvisados por el actual Gobierno: están implícitos en el articulado de nuestra Constitución de 1978 y en las declaraciones de derechos humanos a las que ésta se refiere.
Según las posiciones contrarias a la asignatura, el derecho de los padres a que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus convicciones se restringiría si se impone una materia de esas características. Parece que así se define de una manera absoluta el derecho formativo de los padres, como si ninguna otra instancia tuviera nada que decir respecto de la formación moral de los menores y éstos fueran una simple prolongación, o una propiedad, de los padres y las madres. En mi opinión, creo más bien que en esta materia hay una concurrencia de derechos, ya que el Estado democrático tiene una legítima jurisdicción sobre la escuela, aunque es evidente que nadie puede impedir a los padres que en el seno de la familia o en el marco de sus propias opciones religiosas concurran a esa educación de sus hijos con sus particulares propuestas. Es pertinente señalar que en el argumentario católico tradicional, paradójicamente, se ha sostenido, en otros momentos, que en determinados aspectos es prevalente frente a los padres el derecho educativo del Estado e incluso el de la Iglesia. Así dice que -con razón- «el derecho educativo de los padres no es absoluto y despótico, sino que depende de la ley natural y divina, y está, por ende, sujeto no sólo a la autoridad y juicio de la Iglesia, sino también, por razón del bien común, a la vigilancia y tutela del Estado; ni, efectivamente, es la familia sociedad perfecta que tenga en si misma todo lo necesario para su cabal y pleno perfeccionamiento» (de la encíclica 'Divini illius magistri', de 31 de diciembre de 1929, Leon XIII).Con un lenguaje más comprensible José Antonio Marina dice que de ninguna manera podemos admitir como razonable que los padres tengan el derecho -por muy padres que sean- a que en la escuela se inculquen a sus hijos ideas o valores éticos como el racismo, la discriminación sexual, el machismo, la cultura del odio y la violencia, y otras alternativas ideológicas. Luego está claro que, en el ámbito de la educación, hay un espacio de legitimo interés de la sociedad política -o sea el Estado- del que no puede dimitir.
La Rotonda y el Baden por Crítica acida
¿DE PRIMERA? … ¡Y DOS GÜEVOS DUROS!
Que nos salimos, ¡vaya que sí!. Nos van a conocer hasta en Bruselas. De ser centro cultural de referencia, donde recalaban actores, escritores, periodistas, …, de renombre nacional, vamos a pasar a ser conocidos por ser la ciudad mejor comunicada del mundo.
Primero fue el Teleférico (y además sin que nos cueste un duro, ¡oiga!). Y ahora el Metro: subterráneo ¡y en dos años!. Toma lección para los ingenieros “catetillos”, esto sí es agilidad. Lo mismo se traen “la chata” (famosa tuneladora del alcalde pepero de Madrid, ciudad a la que vamos a dejar atrás a este paso). Insistimos, además: subterráneo, desde Mairena pacá. Lo ha dicho un concejal de esos que vienen a Tomares solo a “cargar el saco” (¡uy, perdón!; a representar a los vecinos, quería decir, aunque no le hayan votado). No le vale a la criaturita con el de superficie, ese es un tranvía (dígase con desprecio para emular al chaval) como el de Sevilla. ¡Mira que si le oyera su querida Esperancita!, y no me refiero a la de Triana ni a la Macarena, si no a la de Madrid, la Aguirre, que se ha montado un … “tranvía” que une varios pueblos de esa Comunidad, bajo desgobierno del Pepé, que curiosamente, favorece a las poblaciones por ellos mandadas. Así son.
¡No tiene curvas, ni ná! (el trenecillo, no la Aguirre).
O sea que las tomareñas y tomareños vamos a poder escoger entre teleférico o metro, a nuestro gusto. Lo que no podremos es coger nuestro coche, amén que lo dejemos en Castilleja o en Sevilla, porque nuestras calles se colapsarán con los vehículos procedentes de todos los alrededores, que vendrán a tomar dichos medios. ¡Y la A-49 vacía!, porque estarán todos atascados en nuestro pueblo, ¿ves como el Pepé sí sabe resolver los problemas?.
De la tuneladora ya hablaremos otro día, pero pa mí que va a ejercer uno de ellos, le llaman el topo, por la vista que tiene para los proyectos. ¡Aquí, ni aunque nos echen “Arenas”!.
No se abruma don Pplu, y además, añade un bus en línea circular, lo cual parece lógico, ¿quién no va tres o cuatro veces al día de Aljamar a Las Almenas, o de Peralta al Casino, los fines de semana incluso?. Pero lo mejor, es la “línea Universidad”, ya lo veo, Tomares – Pablo de Olavide, pasando por Fábrica de Tabacos (cuidado con el “tranvía de Sevilla”), Campus de Viapol y Campus de Reina Mercedes, a la vuelta a mi me deja en Campus La Cartuja, por favor. ¿Ah?, ¿qué era una línea a cada sitio?, ¿¡y gratis!? … ¡pos mejor!.
Pero no desista don Pplu. Y para que vea nuestra buena intención, ahí van dos propuestas más: a) nos hacemos con el monorraíl de la Expo y lo trazamos de aquí a los Remedios; y b), hacemos un concierto con Isla Mágica y que prolonguen el “Jaguar”, que es una atracción muy conocida (sí, también un super mega coche de lujo, pero ahora no me refería a eso).
¡Por decir que no quede!. Ya veremos cuando pase marzo qué hay de lo dicho. Ya sabes, como dice el refrán: "hasta el meter (la papeleta en una urna, claro), todo es prometer"
!Ahora tampoco, Javier¡
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